sábado, 8 de septiembre de 2012

El Hombre Viento


La frontera de tu piel es delicada.
Soy viajero en tu páramo salado.
No hay palabras para abarcarte.
En ocasiones es mejor no decir nada.

Podría vivir mil vidas en este instante,
Hacerme viejo en tu vientre,
Y que el viento que precede al verano,
Me durmiera por siempre.

Y es que yo no quise nunca ser quien soy,
Pero hoy sí.
Hay valles, gentes, gritando fuera,
Pero dentro el sonido del tambor de tu pecho,
Marca el compás de ésta atmósfera.

¿Dónde se esconden las heridas ahora que no duelen?
¿Dónde se refugian las ojeras que ahúyan si no se ven?
¿Dónde se celebran los combates de mi alma si no lloro?
Porque el tiempo vierte el ritmo contigo en balbuceos segundos,
Por fin.

Porque hoy desgradaré el día para convertirlo en una vida,
por si mañana no nos volviéramos a ver.

El Hombre Viento,

13 12 1985