La frontera de tu piel es delicada.
Soy viajero en tu páramo salado.
No hay palabras para abarcarte.
En ocasiones es mejor no decir nada.
Podría vivir mil vidas en este
instante,
Hacerme viejo en tu vientre,
Y que el viento que precede al verano,
Me durmiera por siempre.
Y es que yo no quise nunca ser quien
soy,
Pero hoy sí.
Hay valles, gentes, gritando fuera,
Pero dentro el sonido del tambor de tu
pecho,
Marca el compás de ésta atmósfera.
¿Dónde se esconden las heridas ahora
que no duelen?
¿Dónde se refugian las ojeras que
ahúyan si no se ven?
¿Dónde se celebran los combates de mi
alma si no lloro?
Porque el tiempo vierte el ritmo
contigo en balbuceos segundos,
Por fin.
Porque hoy desgradaré el día para
convertirlo en una vida,
por si mañana no nos volviéramos a
ver.
El Hombre Viento,